El ruso fue mi destino.
En la frontera entre los países crecí, huérfano,
en el borde del pan y los molinos.
Oh, en una aldea sacada de un cuadro.
Junto con mi alemán natal,
el ruso creció en mí velozmente,
más rápido que los trenes secretos más rápido que mis dientes que mi edad
y que los árboles.
Kakayaharoshayapogoda!
¡Un tiempo tan hermoso!
Luego estalló la guerra y
perdí primero la Grecia llena de piedras
y días: eucaliptos y el murmullo
de una fuente, musical, me dejaron mudo.
En tres meses no dije una sola palabra,
nunca ni un jawohl a mis superiores,
y más tarde me mandaron
a cruzar el Neva en llamas,
Estalingrado en ruinas,
y todo esto parecía como una culpa personal.
De verdad, la lengua es el mundo,
y el mundo necesita la lengua para el perdón.
Años de odio, ay, lengua en harapos,
¿cuánto tiempo debía soportar aún?
Más tarde nos estacionamos
en cierta aldea, y fue como si hubiera
estado allí muchas veces antes. ¿Qué, dajevn ?
El lugar más conocido es también
el más extraño, ¿no es cierto, capitán?
El capitán dijo: “Shermansky,
hay que construir una trinchera
clavada como un puñal en el corazón del enemigo”
A causa de mi ruso,
me enviaban a buscar huevos, leche y otros alimentos,
así que cada día entraba y salía de las calles, los ligustros,
mientras el sol de octubre punzaba mi sombra líquida,
y yo estaba feliz como la trucha de Schubert.
Mi lengua ágil abría puertas y cortinas,
e imitando el silbido del cuclillo
llamaba desde lejos a la colorada Katya.
Katya, ¿ya estás lista?
Dame cinco manzanas rojas.
Katya, como yo, tenía olor en las axilas,
pero esto no importaba: toda la noche
la luna cálida se entretenía sobre nuestros cuerpos.
¿No fueron, la primera vez, nuestros cuerpos
como si dos léxicos chocaran y se unieran
formando un frase compuesta?
Katya, Yajiebialiubliu!
Decime: ¿Cómo se dice esto en alemán?
Yo respondía: Ichliebedich, Katya!
Más tarde nuestra trinchera se vino abajo,
nuestra guerrilla, ay, hermosa Katya.
El tribunal me decretó traidor a la patria
y me dio cuarenta y ocho horas:
veinticuatro horas estuve prófugo,
luego me atraparon y gasté otras catorce
en pedir gracia, escribí: Bitte,bitte,Gnade!
Respondieron: que me daban diez horas:
ocho horas, seis horas, cinco horas.
Después el pastor del ejército vino.
Era amable como una eternidad,
pero la eternidad no puede sustituirme.
De la misma forma que una bala no puede sustituirme,
a mí, a Shermansky, a esta persona que soy!
El pastor lloró, me abrazó, me dio un beso:
Hijo, hijo, Dubistnichtverloren!
Todavía hay tiempo, ¿querés escribir una carta?
Podés dictarme. ¿Pero usted sabe ruso, padre?
Dios sabe diferentes lenguas, hijo.
Así que, apremiado dije, querida Katya
querida, Katya, tengo diez minutos,
el alba tiene aun diez minutos,
el otoño tiene aun cinco minutos,
nosotros tenemos aun dos minutos,
un minuto, medio minuto,
diez segundos, ocho segundos, cinco,
dos:Lebewohl! Mi querida Katya!
Dispárenme al rostro, ah,
pero no al corazón.
Querida Katya,
morí, ¿pero qué es la muerte?
La muerte es como la muerte de otra persona.
Zhang Zao (1962-2010)
¿Podrías agregar una breve biográfia sobre los autores? gracias y saludos
Me gustaMe gusta